
La piel es el órgano más grande del cuerpo y, en muchos casos, actúa como una ventana hacia el estado de salud general. Cambios en su color, textura o apariencia pueden estar alertando sobre desequilibrios internos que requieren atención. Reconocer estas señales a tiempo puede ayudar a detectar enfermedades en etapas tempranas y a tomar decisiones preventivas más informadas.
A continuación, abordamos algunas manifestaciones cutáneas comunes que podrían estar asociadas a condiciones médicas subyacentes.
1. Piel amarillenta (ictericia)
La coloración amarilla de la piel y los ojos suele estar relacionada con problemas hepáticos, como hepatitis o cirrosis. Se debe a un exceso de bilirrubina en la sangre, que el hígado no logra procesar adecuadamente.
Posibles causas:
- Enfermedad hepática crónica
- Obstrucción biliar
- Reacciones adversas a medicamentos
2. Manchas oscuras en cuello o axilas
La presencia de zonas engrosadas y de tono marrón en pliegues de la piel puede indicar resistencia a la insulina, un precursor frecuente de la diabetes tipo 2.
Esta condición se conoce como acantosis nigricans.
3. Enrojecimiento persistente o erupciones
Un enrojecimiento facial crónico, con vasos visibles o brotes inflamatorios, puede ser un signo de rosácea. Si las lesiones aparecen en otras partes del cuerpo, pueden estar asociadas a reacciones alérgicas, infecciones, lupus o incluso enfermedades autoinmunes.
4. Uñas quebradizas o con manchas
Aunque no es piel como tal, las uñas forman parte del sistema tegumentario. Uñas frágiles, con líneas oscuras o cambios en su forma, pueden indicar carencias nutricionales, enfermedades cardíacas o problemas tiroideos.
5. Sequedad extrema y descamación
La piel seca, que no mejora con hidratación, puede estar vinculada a enfermedades como hipotiroidismo, psoriasis o dermatitis atópica. También podría ser una señal de deshidratación crónica o mala absorción de nutrientes.
6. Aparición de hematomas sin causa aparente
Si la piel presenta moretones con facilidad y sin golpes evidentes, puede haber un problema en la coagulación, deficiencia de vitamina K o trastornos sanguíneos como trombocitopenia.
¿Cuándo consultar al médico?
Estas señales no deben ser ignoradas, especialmente si aparecen de forma repentina, se agravan con el tiempo o están acompañadas de otros síntomas generales como fatiga, fiebre, pérdida de peso o dolor.
El dermatólogo puede ser el primer paso para una evaluación, pero en muchos casos se requerirá un enfoque interdisciplinario que incluya endocrinólogos, reumatólogos o gastroenterólogos, según la causa.